La digitalización y la sostenibilidad se han convertido en un binomio indivisible.
Para obtener una impresión sostenible no basta con la concientización de la empresa y la industria, sino que la sociedad tiene que ser consciente de la importancia del término ‘marca sostenible’, que implica conocer en qué condiciones se ha fabricado el producto y con qué materiales. Para ello, las administraciones públicas deben ser responsables de informar a la sociedad y tomar medidas al respecto, para que la sociedad encuentre otras motivaciones aparte de la relación calidad/precio de un producto. Ciertas ONG y colectivos ciudadanos ya están haciendo esfuerzos a nivel educativo, pero aún queda mucho camino por recorrer para que la gente conozca y pueda implicarse de forma adecuada en el mantenimiento del medio ambiente. Debemos llegar al punto en que los consumidores, antes de comprar un producto y fijarse en el precio, miren más si en su fabricación se evita la emisión de sustancias peligrosas, y que hayan sido valorados y aprobados por expertos e instituciones independientes.
Las llamadas transición digital y transición ecológica están prácticamente omnipresentes en las agendas institucional y legislativa, y los principales actores industriales a nivel nacional e internacional dan por hecho que una revolución no puede darse sin la otra. Los análisis hechos durante el confinamiento confirman que la movilidad más sostenible es aquella que no se produce, recomendando aprovechar las ventajas que ofrecen las tecnologías para fomentar el teletrabajo e incrementar la gestión y los modelos de prestación de servicio en remoto.
La automatización, impulsada por la inteligencia artificial y la conectividad IoT es un elemento que abre las puertas a modelos de movilidad mucho más eficientes en este sector.
Fuente:Nubeprint