La reputación es el mejor emblema para una empresa y la sostenibilidad (o descarbonización) su mejor embajador.
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El tener una imagen de seriedad y compromiso afecta en gran medida a que los clientes crean en la marca y la elijan por delante de la competencia; incluso en épocas de “vacas flacas”, la empresa comprometida con el medio ambiente tendrá un plus de confianza respecto a las demás.
Una corporación comprometida con el medioambiente y que haga uso de la economía circular estará mucho mejor considerada que aquella que no lo haga. Francia ya legisló la “Ley contra el despilfarro” en su lucha activa a favor de minimizar el impacto medioambiental.
Un claro ejemplo de mala reputación en sostenibilidad lo protagonizó la petrolera Shell al no marcarse unos objetivos suficientemente ambiciosos respecto a sus emisiones de CO2. Fue llevada a juicio por un grupo activista y el tribunal aumentó el objetivo de bajar las emisiones hasta un 45% respecto a 2019.
La reputación requiere un comportamiento acorde con los compromisos adquiridos. Cumplir con las expectativas es vital para que los grupos de interés valoren a la corporación, y mucho más ahora que se habla de descarbonización de toda actividad: no basta con decir “mi empresa es sostenible” y plantar tres arbolitos. No se entiende que una empresa esté vertiendo aguas contaminadas directamente al río y a la vez plante 1 millón de árboles. ¡Como si eso fuese a devolver la vida al ecosistema acuático que los vertidos han eliminado! El primer objetivo de esa empresa debe ser dedicar todos los recursos disponibles para acabar con esos vertidos. Y no basta con decir “yo soy sostenible”. Hay que demostrarlo con hechos y con políticas activas de implementación de medidas y de vigilancia y control. Si bien es de sentido común, ha sido necesario legislar para “convencer” a muchas empresas y también a la inmensa mayoría de los organismos públicos (administraciones y empresas) para que por fin se pongan activamente a descarbonizar su actividad. Los pliegos de compras de la Administración son los mayores “influencers” en las ofertas de las empresas. Europa dio el primer paso hace 3 años con el Public Procurement Process en el que da pautas de cómo los pliegos de compras deben exigir que los cartuchos para impresoras sean reutilizados y reutilizables.
Otra buena noticia es la confirmacion de que aquellos pioneros en la descarbonización se han llevado la agradable sorpresa de que ser sostenibles no es solo una satisfacción moral, si no también una sólida estrategia para reducir los costes.
Nubeprint ha colaborado con la Comisión Europea apostando por un modelo de economía circular. Ha liderado acciones a favor de la sostenibilidad como la “Iniciativa 1 millón de cartuchos”. Ayudamos a nuestros clientes en Italia, Francia y España a cumplir con la reconfortante obligación legal de utilizar cartuchos remanufacturables y remanufacturados. Estamos comprometidos con una impresión sostenible gracias a la Inteligencia aplicada a la optimización de recursos.
Fuente: cincodias.elpais.com/ Nubeprint.com