La campaña tiene por objetivo concienciar sobre la compra de cartuchos para impresoras de que su decisión de compra condiciona su impacto medioambiental. Es decir, en función de lo que compre, el residuo (cartucho vacío) será una bomba química que solo se puede neutralizar incinerándola (por ejemplo, por su incumplimiento de la normativa europea REACH), o será casi tan inocuo como los cascos retornables que se usan en las cafeterías (es decir, una economía circular). Nuestro enfoque consiste por lo tanto en que, poniendo en conocimiento del comprador qué criterios medioambientales debe seguir en el momento de la compra, el impacto medioambiental de la impresión se reduce drásticamente. Esta decisión debe suponer igualmente un ahorro para su bolsillo. Ello lo hacemos acompañando con una propuesta de valor que consiste en herramientas gratuitas que le permita mejorar su experiencia con la impresora y los cartuchos, e información que le ayude a, por ejemplo, depositar el cartucho en un sitio adecuado.