La jornada de 9:00 a 17:00 horas presencial tal y cómo la conocemos, tiende a desaparecer, al menos todos los días de la semana. Los departamentos de RRHH ya han detectado que hay que moverse y responder a las necesidades de los trabajadores y futuros candidatos si no quieren tener problemas a la hora de retener el talento o reclutar.
Durante los tiempos más duros de la pandemia, muchos pudieron trabajar en remoto al 100%. Una vez se suavizaron las medidas sanitarias, una gran parte ha permanecido bajo un modelo híbrido de trabajo, con 2 o 3 días de teletrabajo a la semana. Por otro lado, ya no hay entrevista de trabajo donde el candidato no pregunte por el trabajo flexible como una condición más, además de horario, sueldo o vacaciones. Mala imagen da aquella empresa que no permite esa posibilidad, mostrando una rigidez que no va con los tiempos y que invita al candidato a buscar otros horizontes.
Al principio, los jóvenes preferían el teletrabajo y los seniors ir a la oficina. Ahora los juniors se dan cuenta de que necesitan socializar y coaching. Qué duda cabe de que ir a la oficina tiene sus ventajas, pero no todos los días.
Por otro lado, el trabajo flexible también presenta inconvenientes según quién, como el problema de desconectar con la oficina en casa. El empleado quiere flexibilidad, poder cambiar sus rutinas y adaptarlas a su estilo de vida, motivo por el cual el modelo híbrido es el más deseado. También es importante desarrollar bien el trabajo flexible: si se organiza una reunión presencial, todos deben acudir a ella ya que, si alguien lo hace en remoto, quedará aislado de los demás y apreciará un trato distinto, sintiendo una experiencia frustrante.
Los jefes juegan un papel determinante y deben predicar con el ejemplo y saber cómo explicar si van a la oficina o no, y cómo debe ser percibido por el empleado. Si un mánager va mucho a la oficina, eso no debe significar que el empleado deba perder su derecho a trabajar en modo híbrido.
La transformación al trabajo flexible también afecta a las sedes de las empresas, creando nuevos espacios para conferencias y trabajo en equipo, buscando el intercambio de ideas y huyendo del concepto tradicional de oficina. Proliferan los eventos lejos de la sede habitual para lograr nuevas experiencias en los empleados y facilitar las interrelaciones personales, ya sean “escape romos”, karts o “paintballs”.
La App Nubeprint facilita el trabajo flexible para todo teletrabajador que necesite impresora en su casa. Con solo bajarse la App Nubeprint en el móvil, quedará monitorizada y recibirá el consumible antes de que se le acabe, pudiendo desarrollar su actividad sin problema alguno y sin la desagradable sorpresa de quedarse sin cartucho en el momento más inoportuno: la Ley de Murphy se cumple con una exactitud que raya en lo sobrenatural. A la vez que el empleado en remoto dispone de todas las comodidades para ser productivo en su casa, la empresa mantiene el control de los gastos de impresión exactamente igual que para las impresoras instaladas en la oficina.
Fuente: Cincodias.elpais / Nubeprint